Una huerta en la escuela o en el fondo de la casa es una aventura. Con frío o calor, embarrados hasta las orejas, o muy concentrados sembrando, enseñar y aprender con entusiasmo es tan sólo o
Una huerta en la escuela o en el fondo de la casa es una aventura. Con frío o calor, embarrados hasta las orejas, o muy concentrados sembrando, enseñar y aprender con entusiasmo es tan sólo una pequeña muestra de lo que se cosecha. Tiene muchas puertas de entrada –requerimientos de las plantas para crecer y desarrollarse, distintos sistemas productivos, verduras de estación, características del suelo, elementos del clima–, e innumerables puertas de salida –construcción de viveros, elaboración de alimentos, análisis nutricional–. En este abrir y cerrar se encuentran maestros y alumnos, padres e hijos, nietos y abuelos, familias y escuelas. Queremos guiarlos en esta apasionante aventura en el patio de la escuela, en el fondo de la casa o en escondidos recovecos con sol.