Este libro es un raro ejemplo de un estilo literario que crea experiencias, en el que la vida, más que ser narrada, se crea en cada acto del leer.
Este libro es un raro ejemplo de un estilo literario que crea experiencias, en el que la vida, más que ser narrada, se crea en cada acto del leer. A través de la narración de la relación con su memoria, la autora nos ofrece un viaje psicológico durante el cual los lectores se redescubren a sí mismos, se reconocen a sí mismos en la dignidad de una búsqueda del otro, en una intencionalidad de contacto que siempre es característica de las relaciones humanas, y que demasiado a menudo se olvida debido a la mentalidad de nuestra cultura que insiste en la evaluación.
Y, de Repente, la Memoria Empezó a Recordar
Este libro es un raro ejemplo de un estilo literario que crea experiencias, en el que la vida, más que ser narrada, se crea en cada acto del leer.
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Y, de Repente, la Memoria Empezó a Recordar
Este libro es un raro ejemplo de un estilo literario que crea experiencias, en el que la vida, más que ser narrada, se crea en cada acto del leer.
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