Masculinidad y feminidad son construcciones teóricas de contenido incierto y en las cuales no es fácil distinguir qué debe atribuirse al influjo de la función sexual y qué a la domesticación social. Freud lo hizo notar, y, por eso, no es casual que Lacan se haya visto llevado a elaborar su doctrina de la sexuación al mismo tiempo que interrogaba los discursos como formas de lazo social. Sin embargo, a pesar de que sugirió la existencia de nexos entre discursos y sexuación, no abordó el modo en que los diversos campos discursivos se componen en cada cuerpo y dejó sin construir el puente entre ambas elaboraciones suyas. El libro que el lector tiene en sus manos sienta las bases de un modelo capaz de explorar esas composiciones y de dar forma a ese puente.
Masculinidad y feminidad son construcciones teóricas de contenido incierto y en las cuales no es fácil distinguir qué debe atribuirse al influjo de la función sexual y qué a la domesticación social. Freud lo hizo notar, y, por eso, no es casual que Lacan se haya visto llevado a elaborar su doctrina de la sexuación al mismo tiempo que interrogaba los discursos como formas de lazo social. Sin embargo, a pesar de que sugirió la existencia de nexos entre discursos y sexuación, no abordó el modo en que los diversos campos discursivos se componen en cada cuerpo y dejó sin construir el puente entre ambas elaboraciones suyas. El libro que el lector tiene en sus manos sienta las bases de un modelo capaz de explorar esas composiciones y de dar forma a ese puente.




















